he traicionado,
he huido del amor propio,
visto de ocaso y
calzo la muerte del amanecer,
el grito del silencio
son los llantos que olvidé,
aquellos dónde mares
ahogan sueños del ayer.
no seré ese hombre enprincipado,
porque azules son los perros
que desgarran
mi
corazón,
no hay galopes, ni espadas ni victorias por un querer,
ni dragones, ni coronas o castillos que defender.
nada hay,
ya nada existe,
el polvo fue carne,
un alma triste,
soy de puño y letra,
la muerte,
la decepción,
porque azules son los perros
que devoran
mi
corazón.
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